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domingo, 26 de julio de 2015

El gay no (siempre) es como lo pintan. PARTE 1.


A una escuela primaria acuden estudiantes de la carrera de odontología para exponer a los niños la forma correcta de tener higiene bucal y regalarles cepillos. Son un pequeño grupo de cuatro: Tres mujeres y un hombre, quienes, a su vez, se dividen en parejas. Los cuatro van, como era de esperarse, vestidos por completo de color blanco. Las chicas, peinadas de manera muy sencilla y la cara prácticamente sin maquillar. En el chico, además del color de la ropa, destaca su delgadez, su peinado sencillo pero sin ningún cabello fuera de su lugar. Lucía bien. Al hablar se le notaban (irónicamente) unos dientes un poco descuidados. Hasta aquí nada parece inusual. Pero al exponer, el muchacho habla de una forma inesperada: su timbre de voz es bastante agudo y podría ser un vivo ejemplo de lo que llamamos "afeminado". Los niños que lo escuchan no le dan la más mínima importancia a este hecho y continúan participando y escuchando como si nada.

Tiempo después, cuando los universitarios se habían retirado, una de las docentes les comenta a otras:

—... Yo sí pensé en decirle: "No, amigo, la riegas. Tan guapo que estás. Lástima que seas un desperdicio"...

Mientras tanto, las demás asienten con la cabeza, algunas con risitas incluidas. Claramente haciendo alusión al chico y a su... ¿homosexualidad?

Y es el punto donde me explota la cabeza. Como sociedad, tenemos muchas telarañas en la mente. Primero que nada, me pregunto: ¿Podemos dar por hecho la sexualidad de alguien sólo por la forma en la que habla?

Recordemos que, si hay algo en este mundo, son las diferencias que tenemos entre unos y otros. Diversidad, pues. Nadie tiene las mismas características físicas, gustos, ideas, etc., que el resto. ¿Podemos entonces colocarle un adjetivo a alguien por una cuestión tan simple? Recuerdo que hace unos 20 años, cuando Enrique Iglesias lanzaba su primer disco, él tenía una imagen bastante simple: El cabello semi-largo y semi-peinado, los jeans que se usaban en esa época, los zapatos que tenían cierta altura (casi plataforma) y su suéter holgado, el cual fue, junto a su emblemático lunar en la cara, una de las características que más lo hicieron sobresalir (en la cuestión de la imagen, aclaro). Las niñas se morían por él, se sabían sus canciones, iban a sus conciertos, compraban las revistas donde salía... Y los chicos... Bueno, ellos decían: "Es joto. Trae las mangas del suéter hasta abajo".

¡¿Perdón?! ¿Se le puede llamar así a alguien por cómo se pone la ropa? Y si en un concierto se dobló y levantó las mangas del suéter, ¿se volvió heterosexual? ¿Y si se las dejaba a la mitad? ¿Y si se quitaba el suéter? Son dos claros ejemplos de que no se puede dar por hecho la sexualidad de alguien por características tan particulares, ni mucho menos por unas tan vanas.

Segundo punto: Vamos a suponer que el chico sí es gay. ¿Se le debe considerar un desperdicio? ¿O sólo los gays feos pueden conseguir pareja? ¿Todos los guapos deben ser heterosexuales? Me pongo a pensar en la pobreza de mente de la docente, porque desde mi perspectiva, ella estaba insinuando que si un hombre no se fija en ella, ese hombre no tiene valor alguno. Quizá lo ideal sería que abriera su mente e investigara. Así se daría cuenta de que un gay puede tener todas las mismas características físicas que un heterosexual, que puede hacer las mismas cosas, hablar y moverse de la misma forma, etc. Es decir, QUE NO ES REQUISITO ser afeminado para ser gay ni ser gay para ser afeminado.

Habría ahora que definir la palabra afeminado, para entrar en contexto. Por lo menos en este país (México), se refiere a un hombre cuya forma de hablar, moverse e, incluso, vestirse van más acordes a lo que se espera de una mujer. Sí, de lo que se espera. Recordemos que masculino y femenino, por lo menos en lo que tiene que ver con acciones e imagen, son construcciones sociales. Por lo cual, un hombre con la voz aguda, uno que se viste de rosa, que trata de cuidar su imagen, que muestra su sensibilidad, etc., puede ser considerado afeminado por más de una persona, pero sabemos que NO es así. Es decir, estas características no van a determinar forzosamente si alguien es gay o no.

Sé muy bien que este tema es muy amplio y que hay muchas opiniones al respecto, así que aquí termina esta primera parte. Próximamente vendrá la continuación (para no hacer más larga esta publicación). ¡Gracias por leer!

lunes, 13 de julio de 2015

De modas efímeras y vegetarianismos falsos.



Una de las situaciones más molestas para mí en este mundo es que la gente se coloque a sí misma ciertas etiquetas con las que no encaja o no tiene relación. Las redes sociales y otros medios de comunicación nos hicieron creer que, con la sola acción de que algo aparezca en ellos, basta para darlo por hecho y considerarlo, incluso, verdad universal.
 
Siendo así, hay enormes cantidades de personas que se suman a ciertas causas o acciones sólo porque lo vieron en Twitter, Facebook, YouTube, La Rosa de Guadalupe... sin tener la noción clara sobre lo que hacen, sin haber investigado o profundizado en el tema. Es decir, es simplemente un intento (vano, por cierto) de pertenecer a "algo", de "no quedarse atrás", de estar in. Ejemplifico: las chicas que se pintaban bigotes en el dedo (que después pasaron a ser colguijes de bigotes) para tomarse fotos, los selfies con "duckface", la adhesión a movimientos ecologistas que "están sonando fuerte" (en el peor de los casos, sólo publicaciones al respecto en sus redes sociales, pero sin nada de acciones), la bandera gay sobre sus fotos de perfil o avatar, los videos del llamado #DontJudgeChallenge (los cuales, cabe destacar, fomentan más el estereotipo de lo "feo" y lo "bello")... Y un amplio etcétera.
 
Quizá cada ejemplo dado (también el no dado) sea digno de tener su propio espacio, pero hoy me voy a enfocar a un tema en particular.
 
Soy vegetariano. Así de sencillo es el nombre y considero que no hay necesidad de ponerle "adornos" como "estricto", "total", "puro" o "100 %". Lo que me parece muy molesto es que cuando la gente se entera, me pregunta, por ejemplo, si tampoco como queso, huevo o carne blanca. Y al responder que no, me dicen: "Entonces eres vegano", a lo que respondo con un casi seco "no, hay una diferencia". Así que quisiera aclarar por aquí los términos utilizados para este tipo de  prácticas, con el objetivo de que, mínimamente, se utilicen de forma adecuada y las personas dejen de ponerse etiquetas que no les corresponden.
 
  • Vegetarianismo: Se refiere a la alimentación consistente en consumir, exclusivamente, productos que no son de origen animal, es decir: cereales, leguminosas, frutas y verduras.
  • Ovovegetarianismo: Además de los grupos de alimentos antes mencionados, el ovovegetariano también consume huevo, pero se abstiene de carnes y lácteos.
  • Lactovegetarianismo: Este tipo de alimentación incluye, además de los alimentos de origen vegetal, el consumo de lácteos de todo tipo (o de alguno en particular, pero lácteos, a fin de cuentas).
  • Ovolactovegetarianismo: Se refiere al tipo de alimentación en la que se consume, como el nombre lo expresa, huevo, lácteos y alimentos de origen vegetal, por lo que, evidentemente, las personas que no consumen ningún tipo de carne pero sí "todo lo demás" entran en esta categoría.
  • Apivegetarianismo: Además de lo vegetal, en este tipo de alimentación se consume la miel. Agréguenle el prefijo api- a cualquiera de las clasificaciones anteriores para indicar que también se consume este alimento.
  • Veganismo: Es una práctica que no se limita a los hábitos alimenticios, sino que es un estilo de vida. El vegano, además de ingerir solamente alimentos de origen vegetal, no usa ningún producto que provenga de animales (ropa, zapatos, accesorios...) o en los que un animal haya sido objeto de prueba (cosméticos, champús, fijadores para el cabello...).
Cabe mencionar que también hay otras clasificaciones relacionadas, las cuales no menciono porque tienen que ver más con la forma de preparar los alimentos o porque van implícitos de alguna forma en otra clasificación. Sin embargo, son los términos básicos para poder entender lo relacionado al tema.

Así que, señores, si ustedes son de los que se autonombran "vegetarianos" sólo por no comer carne roja, no lo hagan porque no lo son. Basta con simplemente decir: "No consumo carne roja". Y ya. Además, olvídense de las modas (por lo menos de la que tiene que ver con el tema central de esta publicación) que, además de terminarse rápido, cualquiera que se adhiere a una causa sin conocer los pormenores de ésta, queda como un idiota ante los ojos de los demás y, eso, lo sabemos, no es lo que están buscando comunicar.

Espero que esto haya resultado de ayuda. Ojalá y con el tiempo exista más gente vegetariana por conocimiento y convicción y no falsos vegetarianos que se autoetiquetaron porque "estaba de moda".